Luché muchos años por un sueño que no conseguí: UNA EVAU JUSTA EN MADRID
Cuando mi hijo tenía 10 años descubrí que tenía dislexia y disortografía y que sufría en el colegio en muchísimas situaciones:
Al copiar los deberes de la pizarra en la agenda (que jamás le daba tiempo) y le producía muchísimo estrés.
Cuando en los exámenes se dictaban las preguntas.
Cuando siempre se premiaba en clase la velocidad de escribir, o copiar, o entender lo leído y respondido a más velocidad.
Por creerse menos que los demás leyendo en alto, o por sus errores.
Cuando su dictado era corregido por un compañero y le ponía un cero por faltas.
Cuando dejaba sin terminar los exámenes por falta de tiempo,
En clase de inglés que escribía fatal…
Esa fue la razón de unirme a una asociación llena de personas que tienen un mismo objetivo: que los menores en esa situación no sufran por la diferencia en el aprendizaje, básicamente porque el sistema no está ajustado a su forma de aprender y de demostrar lo aprendido, porque si así fuera, no existiría sufrimiento ninguno.
Todas esas personas que formamos Madrid con la Dislexia, hemos luchado por cambiar esa situación y cambiando conciencias en charlas, en redes, en infografías, en guías, en reuniones, en jornadas de formación, de miles de formas a nuestro alcance.
Compartir esta situación con mis compañeros de Madrid con la Dislexia me hizo conocer personas extraordinarias y muchas historias, algunas mucho más duras que la mía, algunas con bullying, que siempre comienza dentro del aula con frases del docente como:¡Qué mala letra!, ¡No das una!, ¡No silabees!, ¡No has estudiado!, ¡Acaba de una vez!, ¡Vas a repetir!, etc… y eso acaba en el patio con faltas de respeto de los compañeros.
Se me hace complicado entender que, en la era en que vivimos, no se les pueda aliviar el sufrimiento a menores que viven un estrés que daña su autoestima y deja una mochila de inseguridad para siempre. Con algo tan sencillo como dar una tablet para facilitar un corrector para la ortografía, o dar los apuntes en un pen, apuntes escritos si no son capaces de escribir tan deprisa, y que se les entregue lo que necesiten sin más, en cada momento, porque no influye en nada más que en la accesibilidad, que se supone tienen que tener garantizada.
Tras mucha lucha se consigue en 2014 que, por primera vez, saliese en una Instrucción la palabra dislexia junto con la de TDAH y que se plasmara por escrito su derecho a tener en las pruebas más tiempo, la letra más grande y a hojas en blanco…
Eso mejoró mucho las notas a mi hijo y a muchos como él, que estudiaban, pero no tenían tiempo para terminar los exámenes, o que tenían dificultad lectora y necesitaban esas adecuaciones, y fue pasando cursos con esfuerzo y mucho tesón, aunque su día a día en clase seguía siendo complicado.
Aún quedaban muchas cosas por hacer y seguimos luchando por ellas, por ejemplo por una EVAU justa que no quitase puntos por ortografía -como en muchas otras comunidades autónomas hacen- más cuando se compite por décimas para poder entrar en las universidades en Madrid. Aún había tiempo de sobra, a mi hijo le quedaban años hasta que llegara ese momento y, sabiendo que era una causa justa, seguimos en la lucha por él y por todos los que con Dificultades Específicas de Aprendizaje quieran ir a la universidad.
Pasaron 7 años y mi hijo se presentó a la EVAU sin que nada hubiera cambiado, sin igualdad, sin equidad y, aún más grave, sabiendo que en cualquier otra comunidad hubiese obtenido un nota mucho más alta, sin restar por sus faltas de ortografía. No conseguí ese sueño porque, llegado el momento de la EVAU de mi hijo, se mantenía la misma prueba injusta y sin ninguna adecuación de ortografía, lo mismo ocurría con el Inglés, que cuenta un cuarto de la nota, Lengua (la pesadilla de los disléxicos) otro cuarto, Historia (con sus fechas y nombres que tampoco es su fuerte) otro cuarto, y Matemáticas (con los cambios de signo, números y otros errores de los que tienen discalculia) otro cuarto. En cambio las asignaturas específicas, en las que se pueden lucir, las que ellos eligen, las que se les dan bien, solo cuentan para subir 0,1 ó 0,2 si ya el resto están aprobadas.
No conseguí el sueño de que la EVAU en Madrid fuese justa, pero no por ello dejaré de luchar, por las demás familias que este curso de nuevo están en las mismas condiciones.
Aún es un sueño para muchos padres y muchos alumnos, y por eso seguiremos luchando por una EVAU justa, y desde aquí deseo que ojalá que no haya muchos más alumnos con Dificultades Específicas de Aprendizaje, como disortografía, que vean sus sueños truncados por un acceso a la Universidad absurdo, en el que poco cuenta que tengas un 9 en Biología o un 10 en Dibujo Técnico o en Física, si tienes que pasar antes por el embudo de no tener faltas de ortografía y examinarte de sintaxis, Historia o escribir sin faltas el Inglés. Sería tan sencillo como darle un PC del departamento de diversidad (sin acceso a internet) con un corrector tipo Word que acabaría con el problema, o simplemente que el docente que corrija sepa que esos errores ortográficos son de origen neurobiológico diagnosticado por un profesional de la Salud.
Chicos, sabed que seguimos luchando por vosotros, por lo justo, para recompensar vuestro esfuerzo de años de trabajo sin descanso, para ajustaros a un sistema diseñado para quienes no tienen dislexia, y que ¡seguiremos la lucha de una EVAU JUSTA sin pausa, sin desaliento y sin descanso!
¡Madrid con la Dislexia arranca con fuerza!
Desde Madrid con la Dislexia hemos estado preparando el mes de la dislexia.
Queremos agradecer al profesorado por los esfuerzos que hacen por enseñar y estar ahí en el aula presentes. A los especialistas por apoyar a nuestros hijos incluso desde la distancia. A las familias por no tirar la toalla y hacer malabares para que sus hijos sigan avanzando . Pero sobre todo agradecer a nuestros campeones por seguir sonriendo y aprendiendo con su dislexia. En un época muy difícil , donde hay tantas incertidumbres, tantos miedos y preocupaciones, nuestros hijos siguen trabajando duramente , para lograr aprender sin perder el ritmo del resto de su clase. Por todos ellos va nuestro trabajo, nuestra campaña y nuestra gran sonrisa.
Como familias que somos vemos como detrás de las mascarillas queda invisible la dislexia. Por ello os animamos a que nos ayudéis a iluminar nuestra sociedad para que vea que la dislexia está y existe.
Gracias a tod@s!
Luz Rello en BBVA
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