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App para niños con dislexia

Kathryn Hart es la Directora del Área International de la Asociación Madrid con la Dislexia. Con su startup, ForDyslexia, ha publicado un app desarrollado con metodología multisensorial para ayudar a los niños a aprender los principales fonemas del alfabeto en inglés. Ha sido comprobado científicamente que los niños con dislexia aprenden mejor si se emplean más sentidos en el proceso. El app se llama Alphabetics y se puede bajar del AppStore o de GooglePlay.

Está previsto lanzar la versión española pronto.

Publicado antes en abc.es el 10/01/2013

¿Cómo puede la tecnología ayudar a los niños con dificultades de aprendizaje?

Cada vez más niños tienen la oportunidad de acceder a nuevas tecnologías –¿quién no ha visto a algún niño en un carrito aferrado a un iPhone?–. La nueva audiencia infantil significa un boom en nuevas apps infantiles para «smartphones» y «tablets», cuyos creadores ahora entienden que tienen clientes cada vez más jóvenes.

ForDyslexia es una «startup» que se dedica a unir tecnología y educación para los niños que más lo necesitan: los que tienen problemas de aprendizaje. «No existen muchos apps para la dislexia», apunta Kathryn Hart, la fundadora y CEO de la compañía.

La emprendedora se dio cuenta del impacto que podría tener la tecnología en la vida de los niños con problemas de aprendizaje por experiencia personal. «Cuando mi hija tenía 5 años, mostraba signos de dislexia. Llegó la navidad en medio de este proceso y recibí un iPad», explica Hart. «Mi hija cogió mi regalo con un interés y pasión descomunal. No lo soltaba. Aprendió el alfabeto en dos días. Así nació la idea de ForDyslexia: apps para ayudar a niños con dislexia a aprender a leer a través de una herramienta multisensorial que esconde un imán para atraer a niños», comenta.

Método científico

Las apps están basadas en el método Orton-Gillingham, una enseñanza multi-sensorial. «Está comprobado científicamente que los niños con dislexia aprenden mejor si los diferentes sentidos de la vista, el oído y el tacto están involucrados en el proceso. Las pantallas táctiles de los «tablets» y «smartphones» son un avance estupendo para niños con dislexia», apunta Hart. El equipo está trabajando en el lanzamiento de la primera app en inglés (y más tarde en castellano) llamada Alphabetics, una herramienta que ayudará a los padres a enseñar el alfabeto de forma fácil y divertida a sus hijos.

Las apps se dirigen a los padres de niños de 3 a 8 años con dislexia. En principio, el mercado de ForDyslexia será en España y EE.UU., donde dice la emprendedora que hay 5,5 millones de niños con dislexia.

¿Es difícil lanzar una «startup» educativa? «He recibido mucho apoyo técnico y educativo de expertos en dislexia que colaboran conmigo desde EEUU», dice Hart. «También he recibido el apoyo de mentores a través del Founder Institute. Su críticas de mi proyecto y su respaldo a la hora de presentarlo a posibles inversores me ha ayudado avanzar mucho», explica. Como graduada de la incubadora de startups más grande del mundo, Hart está respaldada por meses de preparación y aprendizaje especializado para las nuevas empresas tech.

«Decidí entrar en el Founder Institute porque quería acceder al mundo de los inversores en startups. La fórmula del programa me parecía muy interesante y los mentores que venían a compartir su conocimiento. Me atraía el acceso a la comunidad internacional de FI. El programa ha sido una aceleradora para mi idea. Me obligó a constituir la empresa y ponerme en marcha en un tiempo récord. Además me impulsó a ser un poco más ambiciosa en cuanto la visión del negocio», comenta la emprendedora.

La pasión de Hart es evidente: «Los niños con dislexia no tienen una falta de inteligencia, de hecho muchos son más inteligentes de lo normal. Lo que pasa es que su cerebro funciona de otra manera. Desde este punto de vista, es obvio que tenemos que encontrar otras formas de enseñar a un niño con dislexia que las que usemos habitualmente», explica. Para ella, no hay ningún fallo en los niños, sino en los sistemas de aprendizaje, que deben saber adaptarse a las diferentes formas de aprendizaje de cada niño. «Las nuevas tecnologías hace más accesibles herramientas de aprendizaje, como las ‘apps’. Y las hace accesibles en casi cualquier parte del mundo», dice Hart.

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